ME EXIJO A MÍ MISMO MÁS DE LO QUE CUALQUIERA PUDIERA PEDIRME

EL ÉXITO

No hay una medida objetiva del éxito personal. Ni el dinero, ni los bienes materiales ni el prestigio significan nada si uno no tiene la convicción de haber hecho el mayor esfuerzo posible, con la mayor honestidad,  para acercarse a las metas que cada uno se haya marcado.

En palabras de John Wodden, probablemente el mejor entrenador de baloncesto que jamás haya existido: "El éxito es la paz mental que nace como resultado natural de la íntima satisfacción lograda al saber que uno hizo todo lo mejor que pudo para convertirse en lo mejor que uno es capaz de ser".

La medida del éxito no está en lo que se consigue, sino en el esfuerzo, en la valentía, en la tenacidad que ponemos en juego contra las adversidades en el camino hacia nuestros objetivos. El éxito no está en la meta, está en el camino.

Un camino en el que debes: vivir honestamente buscando la felicidad, amar sin límites, ganar el respeto de la gente, cumplir con lo que se debe hacer, contribuir a hacer del mundo un sitio mejor, dejar un legado, apreciar la belleza... Sentir que haces todo lo que puedes para convertirte en lo mejor que puedes llegar a ser.